El SIBO, por sus siglas en inglés, es un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. En esta parte del tubo digestivo se encuentran infinidad de colonias de bacterias, las cuales nos acompañan en procesos tan comunes como la digestión, asimilación de nutrientes, protección frente a microorganismos extraños, estado de ánimo, descanso, alergias etc…
El SIBO se está convirtiendo en una dolencia cada vez más común en nuestra sociedad. Nuestro estilo de vida, alimentación y la poca importancia, aunque cada vez más, que le damos a nuestra microbiota están provocando verdaderos estragos en nuestra calidad de vida.
Como hemos dicho antes y revisando en qué influyen estas bacterias en nuestra vida diaria podemos darnos cuenta que un desequilibrio importante puede ocasionar problemas de todo tipo, siendo al principio leves y pasajeros hasta producir problemas de diversa importancia.
Vamos a ver algunos de los síntomas más comunes y con los que quizás te sientas más identificad@.
Los más llamativos y menos graves pueden ser hinchazón tras alguna comida, flatulencia, digestiones pesadas, estreñimiento o diarreas con heces que flotan. Y si el problema persiste y se agrava la situación podemos llegar a cuadros de ansiedad, fatiga, niebla mental, fibromialgias, enfermedades autoinmunes y cáncer.
Por esto es importante que si tienes alguno de los síntomas mencionados y que son persistentes en el tiempo, acudas al endocrino o un nutricionista para que trate tu patología de manera personalizada. Aunque estos problemas pueden asustarnos un poco, son de fácil tratamiento mediante probióticos, correctores en la acidez, una dieta específica y en casos agudos, antibióticos.